Antes del Purosangue, Ferrari desarrolló un 4 puertas que no se vendió por culpa del Fiat Panda
Pininfarina creó en 1980 el que iba a ser primer 4 puertas de la marca, mucho antes que el Purosangue. Quién se imaginaría que el Fiat Panda iba a arruinar su comercialización.
12/09/2022
El Pinin contaba con un interior para solo cuatro ocupantes. Foto: RM Sothebys.
Queremos viajar contigo al pasado, en concreto a
1980. Y queremos situarte en el despacho de
Enzo Ferrari.
Il Commendatore tiene un asunto muy importante que debatir y para ello tiene frente a su mesa a
Claudio Sguazzini y a Vittorio Ghidella, sus colaboradores más cercanos. De hecho, estos dos hombres no son solo sus colaboradores, sino en cierta forma las personas que le 'vigilan', pues en nombre de
Gianni Agnelli, el 'mandamás' de Fiat (marca a la que pertenece Ferrari), le van a permitir o no dar un nuevo y arriesgado paso: dar luz verde a la fabricación del
primer Ferrari de cuatro puertas.
RM Sothebys.
El
Ferrari Pinin, nombre que se puso al prototipo fabricado ese mismo año y que homenajeaba a
Battista Pininfarina, apodado "Pinin", había servido para celebrar el
50 aniversario de este centro de estilo. Pero también para explorar un mercado en el que otras marcas ya tenían potentes berlinas de cuatro puertas, como
Aston Martin con el Lagonda,
Mercedes con el 450 SEL 6.9 o Maserati con el Quattroporte.
Partiendo del 400i
El diseño había sido obra de
Diego Ottina, que después trabajaría en modelos tan legendarios como el
Testarossa y el
348, siempre bajo la supervisión de
Leonardo Fioravanti. En base, el coche recordaba mucho al
400i del que había partido, si bien es cierto que el frontal tenía una inspiración particular que después parecería copiar
Zagato con su adaptación del Aston Martin V8.
RM Sothebys.
El Pinin tenía algunas particularidades de diseño muy interesantes, como un parabrisas, una luna y unos cristales laterales que
enrasaban con la carrocería para ser más aerodinámicos, unos
limpiaparabrisas que se ocultaban por la misma razón o unas luces traseras bastante vistosas que llamaron
"multiparabólicas". En cualquier caso, por fuera era muy llamativo.
Tenía hasta teléfono
Y en su interior se había puesto especial cuidado para ofrecer soluciones que entonces resultaran vanguardistas. Entre ellas, un velocímetro de
Veglia-Borletti que permanecía en negro hasta que se arrancaba el motor y, en las plazas traseras,
asientos eléctricos individuales con memoria, un equipo de música de
alta fidelidad (para el que proporcionaban cascos), un
ordenador de viaje que mostraba la velocidad media (entre otros datos),
teléfono, etc. Todo ello en medio de un acabado bastante vistoso gracias al empleo del
cuero Connolly de color crema.
RM Sothebys
En cuanto a la parte técnica, el Pinin llevaba bajo el capó un
bóxer de 12 cilindros derivado del que utilizaba el
BB 512 (para permitir que la línea del capó fuera lo más baja posible), mientras que la caja de cambios de
cinco velocidades estaba instalada entre las dos ruedas traseras.
La hora de la verdad
El coche había sido mostrado a bombo y platillo en el
Salón del Automóvil de Turín y en el de
Los Ángeles de aquel año, y ahora estaba de vuelta en Maranello. Enzo Ferrari, con permiso de los dos colaboradores que tenía ante sí, debía
tomar una decisión y transmitirla a su equipo. ¿Iba Ferrari a lanzar su primer cuatro puertas, sí o no?
RM Sothebys
Sguazzini, al parecer, no veía con malos ojos el proyecto. Pero
Ghidella puso demasiadas reticencias. No porque el coche no le pareciera interesante, sino por razones más empresariales: los modelos con los que rivalizaría el Pinin
no cosechaban grandes ventas y para Ferrari el desarrollo definitivo del modelo de calle y su producción iban a tener un
altísimo coste económico. Y ese dinero se necesitaba para invertir en nuevos coches urbanos, como el futuro
Fiat Panda (que en España se vendería como
Seat Panda). Así que el proyecto
se desechó.
Hora de rescatarlo
13 años más tarde, en las instalaciones de Ferrari, el único Ferrari Pinin construido llamó la atención de
Jacques Swaters, un amigo personal de
Enzo Ferrari que además era el importador de Ferrari en Bélgica, quien
decidió comprarlo. No para conducirlo, pues en realidad el motor y el cambio
no estaban conectados, faltaba gran parte de la instalación eléctrica y el coche ni siquiera tenía depósito de gasolina. Pero como
objeto de colección le pareció interesante.
RM Sothebys
En 2008 Swaters decidió venderlo, junto con otros Ferrari únicos que poseía. Y se lo sacó barato porque solo le dieron
176.000 euros. Pero el comprador fue listo, porque tenía contacto con
Mauro Forghieri, que había sido diseñador de motores de Ferrari, entre otros logros. Foghieri, ya octogenario, tuvo que
fusionar motor y caja de cambios, diseñar el
cableado y la
refrigeración, instalar un
depósito de combustible y, de paso, montarle una
suspensión autonivelante, algo de lo que se había hablado en la presentación del coche pero que nunca había sido montada.
Al fin encontró dueño
Por fin el Pinin era un coche funcional, así que un año después de terminado (ya en 2011) se puso a la venta en la prestigiosa casa de subastas
RM Sotheby's. ¿El precio?
Un millón de euros, que nadie pagó ni de lejos. Se puso un nuevo precio al coche:
575.000 euros, pero tampoco se vendió y el coche fue a parar Maranello, donde al final lo compró un
coleccionista norteamericano por una cifra desconocida.
RM Sothebys
Si ahora el coche vuelve a ser recordado es porque la idea de crear un modelo con puertas traseras que estrenará el
Purosangue (este, en formato SUV en lugar de berlina) no es nueva. Pero en esta ocasión el nuevo modelo
ha tenido más suerte.