Pues hoy tocó de nuevo salida pero el tiempo no ha acompañado.
Nada más salir de casa, hacía un sol maravilloso, se ha acercado desde Mordor una nube negra, negra, negra, acompañada de nosécuántos arcoiris y se ha puesto a llover con un ventarrón del norte que helaba. Casi claudicamos porque estábamos a 50 metros de mi casa, no más, pero decidimos tirar hacia el sur ya que lo negro venía del norte y esperar que amainara un poco.
Después de unos tres kilómetros, el viento llevó la lluvia hacia la ría y empezó a aclararse, salió de nuevo el sol y pudimos continuar, eso sí, con el viento pegando de lado y la carretera mojada aquello era como intentar domar un caballo salvaje. Un par de repechitos para calentar un poco las piernas en los primeros 8 kilómetros y seguimos en dirección hacia las dunas de Corrubedo pero al mirar a la derecha, en dirección a la sierra del Barbanza, vimos que Sauron estaba hoy de regla porque no hacía más que mandar nubes negras hacia nuestra casa.
No nos quedó más remedio que acortar recorrido y con otra subidita más, tirar para casa porque la cosa se veía complicada. Si de verdad hubiese ollas llenas de oro donde acaban los arcoiris nos hubiésemos hecho ricos. Fue meter la bici en el sótano y cuando salgo de allí estaba cayendo el diluvio universal, hasta me pareció ver pasar a Noé con el arca. Al final no llegamos ni a los 25 kms pero son buenos para que las piernas se vayan acordando de lo que es pedalear.
Duchita calentita y a llevar la bici al taller por lo que comentaba arriba pero resultó que no era falta de apriete, eran los rodamientos de la bieleta que estaban hechos polvo. Así que a cambiarlos y bici de nuevo a punto y preparada para este finde que parece que va a hacer bastante frío ya que la cota de nieve baja hasta los 500 metros.