Sí, me temo que mañana voy a estar llorando.
Llorando.
¡Qué buena, Indio!
No les había prestado la atención que merecen y lo cierto es, que me están sorprendiendo.
Al menos el par de temas que llevo escuchados.
Es justo lo que necesito en esta parte del tránsito
Remansos en la vorágine de la corriente que, absorto, remonto.
Claros en la empírea paleta de grises que resalten, más si cabe, sus cenicientas tonalidades.
Silencios solemnes en el estruendoso eco de la vida, y de la muerte.
Huecos en los árboles donde esconderme del bosque.
Páginas perdidas entre páginas, donde abreven, sedientos y fatigados, los ojos de la mente.
Necesidad imperiosa de no necesitar nada, y mucho menos, que me necesiten.
Epitafio.