RIEJU RS1
Pensado para crear afición desde los dieciséis años, este ciclomotor apuntaba maneras deportivas
La
Rieju RS1 de 1989 es una de esas creaciones imprevistas, pasionales y deliciosamente originales que aparecen de mucho en mucho en las gamas de los fabricantes. Así las cosas, es justo ese tipo de diseño cuyo nacimiento nos lo imaginamos con el equipo de ingeniería esbozando una media sonrisa mientras dicendo “ ¿ y por qué no? “. Y sí, ¿por qué no? ¿Por qué no hacer un ciclomotor con unas irracionales aspiraciones a motocicleta prestacional capaz de enganchar para siempre a los más jóvenes en el mundo de las dos ruedas? Obviamente muchos dirán que esto es una insensatez. Incluso lo calificarán de trampantojo. De artificio de feria. No obstante, la Rieju RS1 era capaz de llamar la atención y ofrecer sensaciones inauditas a los jóvenes conductores de 16 años. Y eso, lo queramos ver o no, fideliza para siempre.
Es igual que lo ocurrido con el dependiente de la tienda de discos capaz de hacer la vista gorda ante el robo de una casete aislada por algún que otro preadolescente. Justo aquel que, tras la primera escucha de Pink Floyd o Jimi Hendrix, será un cliente fiel. Uno de esos que, en cuanto su economía se lo permita, regará con una amplia suma de dinero a esa misma tienda adquiriendo de por vida decenas y decenas de discos llegando hasta los rincones más desconocidos del Jazz. Hablamos de los noventa eso sí, no de estos años en los que la escucha musical es cada vez más fragmentada y pasajera. No obstante, la Rieju RS1 es también de aquella década, por lo que seguiremos con la comparación aprovechando que, además, este ciclomotor daba un sonido agradablemente inesperado gracias a su doble tubo de escape.
Pero concentrémonos en la oferta de mecánicas con hasta 50 centímetros cúbicos en los años previos al lanzamiento de la RS1. Obviamente la mayor parte de los ciclomotores – yéndonos a décadas pretéritas hablaremos de velomotores – eran piezas sobrias sin más pretensiones que servir fielmente a la movilidad urbana con poco gasto y escaso mantenimiento. Sin embargo, enfocándose en fidelizar al público más joven algunos fabricantes lanzaron desde los años sesenta ciclomotores altamente pasionales. Uno de los primeros casos fue la
Bultaco Junior. Más propia de asfalto que de tierra, aunque curiosamente durante los setenta y ochenta la aplastante mayoría de ciclomotores con veleidades deportivas se encontraban en el espectro de las monturas camperas. Ejemplo de ello fue la
Puch Condor. Otro icono entre la adolescencia aficionada al motor.
Rieju RS1, apuntando maneras
A la vista está que el Rieju RS1 era un ciclomotor con pretensiones. De hecho, cualquier ojo no acostumbrado al mundo de las dos ruedas podría advertir en él más posibilidades deportivas de las que en realidad tiene. Y es que, al fin y al cabo su mecánica se basa en un monocilíndrico Minarelli de 49 centímetros cúbicos con dos tiempos y un caballaje sobre el cual, realmente, no hemos encontrado una cifra lo suficientemente fiable como para exponer.
La máxima estaba en 45 kilómetros por hora, aunque lo cierto es que hoy en día resulta muy complicado encontrar una unidad de la Rieju RS1 que no haya sido trucada hasta la saciedad con la incorporación de todo tipo de elementos ajenos a serie incluyendo motores con más cilindrada. De hecho, el chasis de este ciclomotor fue desarrollado junto a la italiana
Malaguti para lograr un diseño que clamaba el poder con más potencia a cuestas.
Justo lo contrario a lo ocurrido con no pocos coches y motos, donde el chasis se retuerce y queja cada poco dando a entender que no puede gestionar de forma efectiva el nervio de la mecánica. Así las cosas, a la Rieju RS1 se la tomó como base para multitud de tardes de ocio por parte de improvisados aficionados a la mecánica. Sin duda una labor interesante a novel de aprendizaje, aunque un verdadero calvario pasados los años para cualquier coleccionista con querencia por este modelo.
Más allá de la mecánica gestionada con el cambio de cuatro velocidades escalonadas de forma suave y progresiva, la Rieju RS1 exhibía aptitudes deportivas en la posición que obligaba a tomar. Muy tendido hacia adelante en relación con cualquier otro ciclomotor, llevando los estribos en el punto necesario para ir ensayando el adaptarse a la montura como se ha de hacer en modelos mucho más prestacionales. Y es que esta Rieju fue toda una escuela para futuros aficionados al motociclismo deportivo, siendo capaz de seducir con ese carácter de ciclomotor con mucho encanto. Por cierto, pensado para el ámbito del asfalto, dando así una alternativa a la gran cantidad de ciclomotores deportivos ideados para los caminos.