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- 525i M50b25TUx2
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¿Te refieres a la HP2 Sport?
Sí
¿Te refieres a la HP2 Sport?
Es tremenda. No sé si la has catado, pero va de coj*nes y se siente super ágil. Todo componentes pata negra (Ohlins, Brembo, D2D...).
A mí me pone lo exótica que es (deportiva con motor bóxer).
Mi primera moto. Qué decir del primer amor, ¡cuantos arrastrones! ¡cuantas averías! ¡que maravilla!La Sanglas 400 monocilíncrica era mas peligrosa que una caja de bombas, a más de un Guardia Civil le partió un tobillo con el retroceso del pedal de arranque. Además para lo que andaba no frenaba nada.
Yo tuve el último modelo de Sanglas, la que montaba el motor de la Yamaha XS 400 bicilíndrico con 6 velocidades, andaba un huevo para los frenos y las ruedas que tenía, era muy manejable en curvas. Le acoplé bombas de freno de motos mas modernas y ya frenaba casi decentemente.
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No la he catado, pero me he subido en alguna ocasión. Cuando hago esas cosas todavía me recorre algo por la espina dorsal, y eso que es en parado...
Pero, pero... ¿y tú qué hacías allí, mangarrán?
Por cierto @RADASON Me gusta mucho más con esta decoración, toda azul y blanca y con las dos llantas azules (que la otra que tiene detalles rojos y la llanta trasera blanca).
A mí sin embargo me gusta más la otra, me gusta mucho la combinación azul, blanca y roja. Y no soy del Atleti![]()
Y yo que pensaba que se había extinguido hace años...
Yamaha Aerox 2021: con nuevos colores muy llamativos
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Esta no sé si alguien la ha puesto, pero como fue mi moto a mediados de los 80, la pongo. Una magnifica rodadora.
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SUZUKI RGV 250 (VJ21)
Aprilia RS 250 a la japonesa
Ver el archivos adjunto 92584
La Suzuki RGV 250 (VJ21) es otra de aquellas motos lóquisimas de carreras con motor de 2T que se vendían en la década de los 80 y los 90. Desgraciadamente, nunca se comercializó en España, por lo que en estas tierras siempre fue una extraña, pero su corazón nos es bien conocido puesto que también animaba una de las motos con estatus de mitológica que teníamos en este país: la Aprilia RS 250.
El modelo comenzó su andadura en 1988, sustituyendo a su predecesora, la Suzuki GV 250 Gamma, y aguantó en el mercado hasta que se presentó la segunda generación del modelo en 1991, la Suzuki RGV 250 (VJ22). Como siempre en esto de las motos de carreras, más que generaciones, hablamos de evoluciones constantes y renovaciones de producto en ciclos cortos.
En esencia, la Suzuki RGV 250 era una versión réplica de la que corría en los GP de 250 de la época. La receta era la misma que la de todas las R japonesas 2T: un motor muy rabioso y potente en una moto de peso pluma.
Ver el archivos adjunto 92585
Estrenaba una nueva mecánica bicilíndrica en V a 90 grados refrigerada por agua, en contraposición a su predecesora, que montaba un esquema bicilíndrico en linea. La potencia llegaba hasta unos asombrosos 58 CV, excepto para su japón natal, donde por tema de normativa la potencia se quedaba en unos nada desdeñables 40 CV.
Esta potencia venía de golpe, como en todas las 2T de aspiraciones deportivas, y era difícil de gestionar. Por debajo de 7.000 vueltas el motor estaba prácticamente muerto, y entre las 8.000 y las 11.000 revoluciones daba lo mejor de sí mismo.
Esto era algo habitual en este tipo de mecánicas, donde a la hora de diseñar el escape de la moto había que elegir entre una banda de revoluciones “usable” ancha, o concentrarse en una pequeña zona del cuenta vueltas y potenciar al máximo su entrega de potencia a ese régimen. Dado que la Suzuki RGV era una moto de pretensiones deportivas, está claro que los ingenieros eligieron la opción correcta.
Ver el archivos adjunto 92586
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La clave es que la moto pesaba sólo 128 kg en seco, gracias a un chasis de doble viga construido en aluminio, al igual que el basculante. Aun así montaba una parte ciclo muy competente para los estándares de la época y capaz de lidiar con solvencia con toda esa potencia. Contaba con una pareja de discos de freno en el tren delantero, mordidos por pinzas de dos pistones, y eso en una época donde todavía había motos que salían del concesionario con freno de tambor en el eje delantero, no era moco de pavo.
La velocidad máxima rondaba los 210 km/h, mientras que hacía el 0-100 km/h en 3,7 segundos. Un auténtico cohete, vaya. El problema de estas motos es que eran bastante caras para la época. Venían a costar un poco menos que las tetracilínricas coeténeas de 600 cm3, como la Honda CBR 600 F1 Hurricane o la Kawasaki ZZR 600.
Puede que estas pequeñas 2T fuesen más divertidas, e incluso más rápidas en tramos virados, ya que su dieta de adelgazamiento compensaba con creces la ausencia de caballos “brutos”. El problema, sin embargo, es que aunque el precio de compra era similar o incluso algo más bajo, a la hora de hablar de coste de uso y mantenimiento la cosa era una catástrofe.
Estas 2T de “gran cilindrada” y aspiraciones deportivas eran motos que se bebían la gasolina y el aceite a “cubos”, y además a nivel mecánico tenían mucha menos vida útil que las 600 tetracilíndricas antes mencionadas, que eran motos que te llegaban y superaban los 100.000 km sin necesidad de abrir motor, algo imposible en una 2T.
Al final, la Suzuki RGV 250 era lo mismo que todas aquellas deportivas 2T de la época, un juguete muy caro y muy poco práctico, pero muy adictivo. Hoy en día ya no existen estas motos ni nada que se las parezca. En el mercado actual no se me ocurre ningún producto que te 60 CV con un peso de entorno a 150 kg lista para rodar. Lo más parecido que tenemos es la KTM RC 390, una moto con 44 CV y 148 kg de peso. No está mal, pero no iguala la apuesta.
Si le echamos un ojo a las páginas de clasificados, vemos que ya nadamos en el mundillo de las clásicas. Los precios están disparados y al final estás pagando por la nostalgia o por adquirir unas sensaciones y unos sentimientos que ya no puedes comprar en los concesionarios hoy en día. Para que os hagáis una idea, los precios rondan los 5.000 euros por unidades en perfecto estado de conservación.
Y nada fea
A mi me gustaba muchísimo las sensaciones que transmitía al darla gas. Ese motor tenía alma. Me encantaba.Esta no sé si alguien la ha puesto, pero como fue mi moto a mediados de los 80, la pongo. Una magnifica rodadora y moto para todo.
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Eso molaHe seguido recopilando fotos y quiero compartir algunos de aquellos momentos con vosotros.
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Me tiré un par de findes con una DT 125, lo pasé muy bien pero sufrí mucho, no subía bien por sitios de piedras sueltas, perdía enseguida la tracción y me tenía que bajar. Incluso perdía algún plástico de vez en cuando, mucha tralla para la DT.
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No se nos resistían ni los pinchazos en medio del monte
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Ni los árboles de los caminos
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Pero lo mejor era esto
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Un saludo
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SUZUKI RGV 250 (VJ21)
Aprilia RS 250 a la japonesa
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La Suzuki RGV 250 (VJ21) es otra de aquellas motos lóquisimas de carreras con motor de 2T que se vendían en la década de los 80 y los 90. Desgraciadamente, nunca se comercializó en España, por lo que en estas tierras siempre fue una extraña, pero su corazón nos es bien conocido puesto que también animaba una de las motos con estatus de mitológica que teníamos en este país: la Aprilia RS 250.
El modelo comenzó su andadura en 1988, sustituyendo a su predecesora, la Suzuki GV 250 Gamma, y aguantó en el mercado hasta que se presentó la segunda generación del modelo en 1991, la Suzuki RGV 250 (VJ22). Como siempre en esto de las motos de carreras, más que generaciones, hablamos de evoluciones constantes y renovaciones de producto en ciclos cortos.
En esencia, la Suzuki RGV 250 era una versión réplica de la que corría en los GP de 250 de la época. La receta era la misma que la de todas las R japonesas 2T: un motor muy rabioso y potente en una moto de peso pluma.
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Estrenaba una nueva mecánica bicilíndrica en V a 90 grados refrigerada por agua, en contraposición a su predecesora, que montaba un esquema bicilíndrico en linea. La potencia llegaba hasta unos asombrosos 58 CV, excepto para su japón natal, donde por tema de normativa la potencia se quedaba en unos nada desdeñables 40 CV.
Esta potencia venía de golpe, como en todas las 2T de aspiraciones deportivas, y era difícil de gestionar. Por debajo de 7.000 vueltas el motor estaba prácticamente muerto, y entre las 8.000 y las 11.000 revoluciones daba lo mejor de sí mismo.
Esto era algo habitual en este tipo de mecánicas, donde a la hora de diseñar el escape de la moto había que elegir entre una banda de revoluciones “usable” ancha, o concentrarse en una pequeña zona del cuenta vueltas y potenciar al máximo su entrega de potencia a ese régimen. Dado que la Suzuki RGV era una moto de pretensiones deportivas, está claro que los ingenieros eligieron la opción correcta.
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La clave es que la moto pesaba sólo 128 kg en seco, gracias a un chasis de doble viga construido en aluminio, al igual que el basculante. Aun así montaba una parte ciclo muy competente para los estándares de la época y capaz de lidiar con solvencia con toda esa potencia. Contaba con una pareja de discos de freno en el tren delantero, mordidos por pinzas de dos pistones, y eso en una época donde todavía había motos que salían del concesionario con freno de tambor en el eje delantero, no era moco de pavo.
La velocidad máxima rondaba los 210 km/h, mientras que hacía el 0-100 km/h en 3,7 segundos. Un auténtico cohete, vaya. El problema de estas motos es que eran bastante caras para la época. Venían a costar un poco menos que las tetracilínricas coeténeas de 600 cm3, como la Honda CBR 600 F1 Hurricane o la Kawasaki ZZR 600.
Puede que estas pequeñas 2T fuesen más divertidas, e incluso más rápidas en tramos virados, ya que su dieta de adelgazamiento compensaba con creces la ausencia de caballos “brutos”. El problema, sin embargo, es que aunque el precio de compra era similar o incluso algo más bajo, a la hora de hablar de coste de uso y mantenimiento la cosa era una catástrofe.
Estas 2T de “gran cilindrada” y aspiraciones deportivas eran motos que se bebían la gasolina y el aceite a “cubos”, y además a nivel mecánico tenían mucha menos vida útil que las 600 tetracilíndricas antes mencionadas, que eran motos que te llegaban y superaban los 100.000 km sin necesidad de abrir motor, algo imposible en una 2T.
Al final, la Suzuki RGV 250 era lo mismo que todas aquellas deportivas 2T de la época, un juguete muy caro y muy poco práctico, pero muy adictivo. Hoy en día ya no existen estas motos ni nada que se las parezca. En el mercado actual no se me ocurre ningún producto que te 60 CV con un peso de entorno a 150 kg lista para rodar. Lo más parecido que tenemos es la KTM RC 390, una moto con 44 CV y 148 kg de peso. No está mal, pero no iguala la apuesta.
Si le echamos un ojo a las páginas de clasificados, vemos que ya nadamos en el mundillo de las clásicas. Los precios están disparados y al final estás pagando por la nostalgia o por adquirir unas sensaciones y unos sentimientos que ya no puedes comprar en los concesionarios hoy en día. Para que os hagáis una idea, los precios rondan los 5.000 euros por unidades en perfecto estado de conservación.
Eso mola
Pantalones acampanados?Estábamos en la sierra de Aracena, en la presentación internacional de las nuevas F650 y F800GS, y cuando llevamos esto, los periodistas alucinaron. La mayoría no sabía ni que BMW tenía pensado sacar algo así.
Me corto para que no os toquéis
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Ver el archivos adjunto 92563Ver el archivos adjunto 92566 Ver el archivos adjunto 92564
Pantalones acampanados?