LA SOBERBIA NO MUERE, PERO LOS SOBERBIOS SÍ.
La soberbia del PP ha sido la culpable de su muerte. De más de diez millones de votantes hace 11 años ha pasado a tener poco más de 4. ¿La culpa? La soberbia de sus dirigentes, que en su ambición por conseguir más apoyos, menospreciaron a los que ya tenían.
Su escoramiento a la izquierda, buenismo, pérdida de principios, corrupción, corrección política e inacción de gobierno colocó a sus votantes en una situación de orfandad ideológica. Ver cómo Rajoy gobernaba con las salvajes leyes de su predecesor, ZP, sin cambiar una coma en aspectos como aborto, memoria histórica, okupación, igualdad de género, etc, en un intento vano de "ensanchar" por la izquierda su gama de votantes fue sin duda un varapalo para los que en su día les apoyamos. Ahí empezó su sangría de votantes, con destino Cs y la abstención. En política no se puede abarcar tanto si se quiere mantener la coherencia.
La guinda del pastel, la permisividad ante un referéndum ilegal y bochornoso, y la infame aplicación de un 155 de la Señorita Pepis, que sin duda arrancó sonrisas entre los independentistas y pensamientos del tipo "pero qué flojitos y qué tontos son estos españoles". Esa actuación soberbia (que no soberbia actuación), lejos de frenar la sangría de votos la acentuó, continuando la salida de votos a Cs de sus votantes de centro y propiciando la aparición de Vox, que recogía el descontento general del electorado más firme en sus convicciones conservadoras.
A día de hoy, casi 6 millones de votantes han (hemos) abandonado el PP. Pablo Casado no ha sido más que una tirita deteniendo la hemorragia de un balazo. Sometido a las leyes del mercadeo político y a la inercia de sus barones, ha tratado de nadar y guardar la ropa, hablar de provida y al mismo tiempo decir que mantendría la actual criminal ley del aborto; de hablar de la defensa de los valores de la patria y permitir el constante ataque de Feijoo al castellano en Galicia; de criticar los lobbies de género andaluces y de seguir permitiendo su financiación electoralista. Pura contradicción, por querer agradar a gente dispar. Pero la gente no es tonta...
Y su soberbia continúa. Creyéndose propietarios morales de nuestros votos, reclaman nuestra vuelta apelando al miedo o a la utilidad. Son como aquellos accidentes en los que alguien pierde un miembro por amputación, y durante un tiempo aún lo sienten. No, Casado. Habéis perdido definitivamente vuestros brazos y vuestras piernas.
Y encima tienen el descaro de seguir mirandose el ombligo y decir que la culpa de la desintegración de la derecha es nuestra, de los 6 millones de personas a las que han decepcionado!!!! Menos soberbia y un poco de humildad y autocrítica no les vendría mal. Seis millones de personas que hacen lo mismo al mismo tiempo deben tener una sólida razón para hacerlo. Por lógica, no hay 6 millones de culpables, sino uno sólo, el propio PP.
Y la culpa de los resultados electorales, que no la busquen, como están diciendo, en la desintegración de la derecha. La izquierda, la que ha ganado, está infinitamente más desintegrada que la derecha. Sólo había que ver las papeletas dispuestas en las mesas electorales: psoe, podemos, bildu, compromís, avanza, erc, en comú podem, pacma, pcpe, cup, y un montón de siglas más. No, la culpa no es de la desintegración de la derecha, sino de una injusta ley electoral que premia injustamente los localismos en detrimento de las mayorías nacionales, y que no tuvieron arrestos (pelotas) de cambiar cuando disfrutaban de mayoría absoluta. No nos culpéis de lo que habéis provocado con vuestra soberbia y omisión. Dice el gran Fernando Savater que "la soberbia es el valor antidemocrático por excelencia", y no le falta razón.
Son un partido moribundo, sin principios y con ideas dispares y contradictorias. Su educación y vestir con corbatas de Hermés no les convierte en partido de derechas. Y su postura blandita ante temas bandera del progresismo, no les convierte en partido de izquierdas. Son "ni chicha ni limoná", en una época difícil, en la que hay que decantarse.
Su electorado en 2015, antes de la última diáspora de votantes, tenía una edad media de 57 años. Hoy, tras irse sobre todo sus votantes jóvenes, tienen un electorado con una edad media cercana a los 62 años. Eso les aboca a la desaparición.
Tenían miles de cargos electos y unas cuentas saneadas. En un mes, la debacle electoral les va a suponer pérdidas millonarias y tanto político profesional de sus filas va a tener ¡por fin! que ponerse a trabajar de verdad en la calle, como todos nosotros. Y eso les aboca a su desaparición.
Y su caza del voto dispar les ha dejado vacío de ideología y valores. Ya no necesita España ningún partido colocado en vuestra posición, teniendo a Cs por un lado y a Vox por el otro. Y eso les aboca a su desaparición.
Les quedan días, semanas, o unos pocos meses. Ya es tarde para refundaciones y jugarretas dialécticas varias. Asumidlo, si es que vuestra soberbia os lo permite. Aunque lo dudo, porque como titulo este artículo, la soberbia no muere, aunque los soberbios sí.