Muy interesante el estudio sobre la paradoja del incompetente, su ausencia o gran falta de metacognición. No recuerdo donde leí que un rasgo muy común en los incompetentes que desconocen sus limitaciones es cierto grado de manía persecutoría, ya que es la única "explicación" que encuentran al sentirse señalados, no que sean motivos justificados. Y esta actitud evidentemente complica mucho más las relaciones personales y laborales, ya que los incompetentes se sienten perseguidos y tratados de manera arbitraria e injusta.
En cuanto a la diferencias, ya no es sólo el altavoz de las redes sociales y la mayor rapidez a la que se extienden las "mentiras" en función del mayor grado de sordidez y escándalo de las mismas, es que el receptor acepta cualquier exageración como plausible si viene de su líder, camarada, medio afín o comunicador-vividor

El mismo receptor desconfiado que ve conspiraciones y manipulaciones en casi todo lo que le rodea

Otro factor fundamental en esta actitud general de la post-verdad es la arrogancia del mensaje, sin medias tintas, impermeable, agresivo. No sólo arrogancia en las ideas por estar convencidos e ilusionados, también en el trato que se dispensa al "enemigo", que puede ser cualquiera que se atreva a discrepar. Y el proceso es siempre el mismo: no sólo se ataca al "enemigo" por lo que dice o cómo lo dice, se va a lo personal, a situarlo detrás de una montaña de prejuicios y lugares comunes
Y completamente de acuerdo contigo, la post-verdad no sólo daña la democracia, daña la convivencia. Es otro premio al "hazlo rápido y ruidoso, córtalo grande y encájalo a patadas, mientras limpias una mancha de tu camisa yo ya he ensuciado otras cinco, etc"