Yo pagaría por dormirme y no despertar.
Muerte dulce le llaman.
En verdad que lo preciso, lo necesito, lo vengo mendigando.
Tómalo como sea, como viene, como quieras.
Pero déjame desplegar alas
y dejar esta carcasa de desperdicio arder en el fuego.
Mientras me reúno con mis madres, las estrellas.
Lo lamento por los que dejo atrás.
Me consta que me quieren.
Y mas me van a querer cuando el sol no dibuje ya mi sombra
sobre el suelo terrenal de este mundo de sombras falsas.
Tan solo quiero..., volar
Lo que siempre quise.
En mi espalda, mis alas tatuadas no mienten.
Ya queda menos para el desenlace, lo sé.
No quiero ninguna recompensa eterna por desperdiciar al alba,
que decía J.M.
Porque nunca la desperdicie, el alba sabe, el rio también.
Solo quiero encontrarme con todos los que dejé atrás.
Eso y un buen viaje me quitaría esta mascara de drama.
Nos vemos en el centro de la galaxia, del universo.
Sin gestos, sin caras, no necesarias, tan solo alma.
Poco mas, salvo el par de monedas para el barquero Caronte
y que en su barca nos cruce lenta y suavemente el Aqueronte.