Grande Rafa, menudo discurso se ha marcado en tres idiomas.
Y pensar que ha conseguido enamorar a los parisinos que al principio le silbaban…
Así emocionó Rafa Nadal a todo Roland Garros con su discurso en el homenaje: «Aquí lo he vivido todo»
El balear se expresa en inglés, español y francés para dar las gracias a todos los que lo han acompañado en estos veinte años de carrera
25/05/2025
En un homenaje sencillo pero que llegó al corazón, al alma y a la piel de los que lo presenciaron en persona y los que atendieron desde sus casas, Rafael Nadal recibió el cariño y el merecido adiós que necesitaba una leyenda como la suya. La grada, siempre en pie, lo despidió con el aplauso y el gracias en alto; la organización le rindió tributo y le dedicó una placa para inmortalizar lo que es en esta Philippe Chatrier. Acciones que emocionaron al balear, que no pudo reprimir las lágrimas en varios momentos de esta hora escasa pero llena de sentido.
Pero también el balear supo emocionar en su discurso de agradecimiento a tanta gente que lo ha acompañado en estos veinte años de viaje y que tanto han significado en este París, en esta Francia, en este Roland Garros. Aquí está el discurso íntegro de Nadal:
«Buenas tardes a todos.
No sé por dónde empezar, porque después de jugar en esta pista durante los últimos 20 años, después de haber disfrutado, sufrido, perdido, ganado... sobre todo, después de haberme ¡emocionado cada vez que venía aquí! Mi infinito agradecimiento a Gilles, Amelie y a todo el equipo de Roland Garros por darme la oportunidad de despedirme de la que sin duda ha sido la pista más importante de mi carrera.
Ha sido una historia increíble que comenzó en 2004, cuando llegué a Roland Garros por primera vez. Apenas podía caminar debido a una lesión en el pie, pero ese año subí a la parte superior de la pista con muletas y, viéndola desde allí, soñé con volver al año siguiente para competir.
En 2005, pude jugar aquí por primera vez. Tenía 18 años, y mi primera gran experiencia fue el partido que jugué contra mi amigo de la infancia y rival, Richard Gasquet. Desde ese día, comprendí por completo lo que significaba Roland Garros.
Aquí lo he vivido todo a lo largo de estos 20 años. He tenido rivales increíbles como Andy, Novak, Roger... y, por supuesto, muchos otros que me llevaron al límite físico y mental. De verdad, nada habría sido tan emocionante sin estas rivalidades tan duraderas que nos han impulsado a todos a mejorar cada día. Roland Garros es único, no solo por ser una parte fundamental de la historia del tenis, sino también por todas las personas que trabajan incansablemente, siempre con una sonrisa, para hacer de este torneo lo que es ¡único!
No puedo nombrar a todos, pero quiero agradecer especialmente a los expresidentes de la FFT: Christian, Jean, Bernard y ahora Gilles. También a Guy Forget y a personas que quizás no conozcan, pero que me han apoyado de todas las maneras posibles entre bastidores: Aude, Sophie, Amal, Aurel, Gilbert. Todos ellos me han demostrado tanta amabilidad y cariño que simplemente no tengo palabras para agradecerles lo suficiente por todo lo que han hecho por mí».
A partir de aquí, Nadal se expresó en español para referirse íntimamente a su familia y equipo. «Aquí en la tribuna que hoy amablemente nos han cedido, hay muchísima gente que ha querido acompañarme en este momento: familia, equipo y amigos. No sé por dónde empezar; lo haré por mis amigos de toda la vida que son y siempre han sido un pilar importante para mí. A los patrocinadores que habéis confiado en mí durante tantos años, en los momentos de dificultad nunca dejaron de creer en mí. A todos los entrenadores, preparadores físicos y fisios que en algún momento de mi carrera habéis estado conmigo y me habéis ayudado a crecer».
«A mi equipo de siempre que habéis sido una segunda familia para mí: Gemma, Nuria, Angel, Tuts, Gustavo, Bulet, Tomeu, Francis, Charly, Joan, Rafel, Benito y Carlos; no puedo más que deciros gracias por todo, de verdad, habéis sido el mejor equipo que he podido tener a nivel profesional y sobretodo a nivel personal. Lo que hemos vivido durante todos estos años juntos es inolvidable. ¡Gracias!», recalcó antes de pasar a su familia.
«Mis tíos y mi madrina que desde pequeño me habéis cuidado y habéis hecho todo lo posible por hacerme feliz. Ya sabéis lo importantes que habéis sido y sois en mi vida. Nunca os lo podré agradecer lo suficiente. A mis primos... ya sabéis, prefiero no hablar de vosotros. A mis dos abuelas que con 94 y 92 años tengo la gran suerte de que estéis aquí y con las que he pasado una gran parte de mi infancia. Y a mis abuelos a quien, estén donde estén, les agradezco todo lo que hicieron por mí y los echo de menos».
Y hubo, cómo no, un espacio dedicado exclusivamente a su tío Toni, entrenador desde su infancia y hasta 2016. «Toni, eres la razón por la cual estoy aquí. Gracias por haber dedicado una gran parte de tu vida a querer estar conmigo. Entrenando, hablando, engañando, haciéndome sufrir, haciéndome reír, llevándome al límite. Lo que hemos vivido no siempre ha sido fácil, pero ha valido la pena. Por nuestra forma de ser, tú y yo no somos muy de expresar los sentimientos, pero quiero que sepas que mi gratitud por haber sacrificado tanto por mí es infinita. Has sido, sin ninguna duda, el mejor entrenador que jamás hubiera podido tener».
«Mery: Eres mi mejor compañera de vida. No nos podíamos imaginar en 2005 que hoy estaríamos aquí 20 años después siendo una familia. Has estado siempre donde te he necesitado, apoyándome desde una posición no siempre fácil. Espero poder hacerte igual de feliz que tú me haces a mí. Tu y yo sabemos que este ultimo año y medio no ha sido fácil, pero gracias a tu comprensión, a tu apoyo y a la energía y felicidad que nos da cada día nuestro hijo, todo ha sido mucho menos complicado», expresó sobre su mujer, con la que espera su segundo hijo después de que en 2022 naciera Rafa júnior.
«Papá, Mamá y Maribel: habéis sido mi mayor inspiración y los pilares de mi vida. Gracias por haberme tratado siempre como un hijo y un hermano y no como un tenista de éxito. Gracias por todos los ejemplos y valores de esfuerzo, respeto y educación que cada día me habéis inculcado. Y gracias por haberme dado todo en todos los sentidos. Nunca podré devolveros lo que hacéis y habéis hecho por mí. ¡Os quiero!».
Y terminó en francés: «Para terminar: ¡Gracias, Francia; gracias París! Me diste emociones y momentos que nunca podría imaginar. No sabéis lo gratificante que es sentirse querido en el lugar que más te importa. Me regalasteis, como broche de oro a mi carrera, la oportunidad de recibir la antorcha olímpica de Zidane, me regalaste una estatua magnífica aquí en Roland Garros. Me hicisteis sentir como un francés más. Ya no jugaré delante de vosotros, pero mi corazón y mis recuerdos siempre estarán vinculados a este lugar mágico y su gente. Muchas gracias por todo lo que me hicisteis sentir»