Primeros días y primeras modificaciones:
Ya tenía la base. Ahora faltaba tenerlo a mi gusto. Me prometí no desviarme mucho del estado original, pero dando unas mínimas concesiones a la estética, y en todo caso realizar cambios que fueran 100% reversibles, aunque por otra parte, si los hacía a mi gusto y no lo iba a vender ¿para que quería quitarlos?
El primer paso fue trasladar la luz de posición e intermitencia al lateral. El coche estaba diseñado para ser así, pero las normas europeas decían que los intermitentes y luces de posición delanteras debían verse de frente. Así que Nissan colocó dos pilotos falsos en los laterales del parachoques, y sustituyó los antinieblas delanteros por las luces de intermitencia y posición. Este es el diseño original:
Y esto lo que yo tenía:
Como se puede observar, el piloto izquiero tenía una raja, así que tampoco me dolió mucho quitarlo.
Saqué los pilotos y comprobé que las bombillas tenían cableado lo suficientemente largo como para llegar a las puntas:
Con los pilotos desmontados, procedí a operar. Aquí podeis ver los originales europeos de posición e intermitencia, y los pilotos falsos de los laterales.
Los pilotos falsos eran ciegos por detrás:
Pero nada que la dremel no pudiera solucionar:
Una modificación sencilla que devolvía al frontal el diseño original. Me daba miedo que no luciera suficiente al ser la tulipa negra, pero no, la luz se abrió camino entre la oscuridad:
Evidentemente el hueco restante iba a quedar así hasta que encontrase los antineblas delanteros del modelo americano, algo un poco más complicado. De mientras, lo disfruté como un enano. Me lo llevaba a todos los sitios. A la compra:
Al trabajo, donde lo comparaba con mis coches de empresa:
E incluso a concentraciones, como esta dedicada a niños con cáncer, y en donde de forma desinteresada les dimos unas vueltas al Circuit de Catalunya para que pasaran un día diferente. Uno de los mejores dias de mi vida. Llevar a un niño a tu lado pidiéndote que adelantase a aquel Ferrari (era un 348 Ts y lo pasé), mientras se olvidaban de su enfermedad, es algo que no se puede explicar:
Hasta mi amigo Aitor subió desde Madrid con un Speedster solo para tal acto:
Las ruedas, que ya estaban en unas condiciones poco favorables, pidieron cambio al poco. Y ahí me encontré con la pesadilla de las medidas. Delante no había mucho problema, las 225/50 R16 se encontraban con facilidad. Pero detrás... ai detrás. El Z montaba una medida rara, que solo llevaba el Alpine A610 y algunos Porsche. 245/45 R16. Un ancho raro para un radio tan pequeño. Cada cambio de neumáticos trasero ha sido una odisea.
(Mi señor padre comprobando que todo estuviera en orden en el tren trasero)
Me introduje en un grupo de propietarios de Z32, y fui haciendo amistades. Empezamos haciendo quedadas a nivel comarcal y autonómico, pero había gente de toda España:
Un chico majísimo, de Bilbao, me envió un día un paquetito de forma desinteresada. ¿Que será, será?
¡Un panel trasero en condiciones!
No pude contener mis ganas de sustituirlo por el que yo llevaba. Al desmontar el viejo me encontré para mi sorpresa que el bombín seguía en su sitio. Eso si, completamente inoperativo:
Almenos la trasera ya no se veía tan horrenda con aquel pegote de silicona negra. También aproveché para pegar los logotipos de Nissan que había pedido, y que le faltaban cuando lo compré:
Un día de principios de 2013, la radio, que no era la original, dejó de funcionar. Además, yo ya notaba que los altvoces traseros no se escuchaban como debian. En una de las muchas conversaciones con mi vecino, salió el tema de la radio, y me regaló una Sony Xplod de doble din que había instalado en su Seat Leon, pero que apenas disfrutó unos tres meses, ya que se cambió de coche y antes de venderlo volvió a montar la original. Y como se compró una moto y en el coche de su mujer no valía pues para casa se vino. Al principio no era muy partidario de montar algo así, pero tenía GPS con el mapa de Europa, y otras funciones que a mi me resultaban cómodas.
Así que nada, manos a la obras. Desmonté la consola central, y me encontré un festival de cables. Quizás eso explicaba porque los altavoces traseros no funcionaban correctamente:
Mi padre se encargó de encintar y empalmar todos los cables a sus debidas uniones (la suerte de tener un padre electricista del automóvil)
Pero la cosa seguía sin funcionar, así que nos fuimos a la raíz del problema. Maletero desmontado por completo:
Y, ¡Oh sorpresa! Nos encontramos con que el coche llevaba de origen una especie de amplificador para los altavoces traseros:
Mi padre se encargó de seguir bien los cables y ver donde estaba el fallo.