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Clan Leader
vigo El coche de lujo que Stoichkov encargó y no recogió
El búlgaro cerró el acuerdo siendo técnico del Celta y, al ser destituido, dejó un Hummer en el concesionario
Hristo Stoichkov no solo dejó herencia deportiva de su paso por el Celta. También algún asunto pendiente.
El entrenador búlgaro vivió a cuerpo de rey durante los seis meses que duró su estancia en Vigo. Entre sus lujos aparecía un coche despampanante que no pasaba desapercibido ni en A Madroa ni en otros lugares de la ciudad, en parte porque el aparcamiento no era el fuerte de Hristo. El vehículo en cuestión era un Cadillac SRX con todos los extras posibles que le cedía el concesionario vigués de la marca. Por supuesto, con coste cero y con el seguro a cargo de la empresa.
Cansado de pasear la misma máquina, Stoichkov decidió dar un paso adelante. Recién comenzada la presente temporada, le encargó al mismo concesionario un lujoso Hummer, aparatoso vehículo con pinta de acorazado que hace furor en Estados Unidos. Su valor puede rondar los 100.000 euros en el mercado y el entrenador, por su carisma, había arrancado un suculento descuento del 30%.
Cerrado el trato verbalmente -aseguran desde la empresa que no había ningún motivo para desconfiar-, desde el continente americano viajó a Vigo una exclusiva unidad después de que la familia del búlgaro eligiese el color del vehículo: negro. Quizás fue un presagio, porque, coincidiendo con la llegada del coche al concesionario vigués, Stoichkov fue destituido como entrenador celeste.
Aquí empieza la segunda parte de la historia. Los responsables de Fervako (representantes en Vigo de las marchas Chevrolet y Cadillac) se pusieron en contacto con el entrenador para saber de sus intenciones, y este les confirmó que el acuerdo verbal sigue adelante. Días más tarde, con Stoichkov residiendo ya en Barcelona, se estableció un nuevo contacto telefónico en el que el entrenador búlgaro pedía que le llevasen el coche a su nuevo punto de residencia. Aquí se acabó todo, porque Stoichkov no volvió a atender las llamadas de teléfono desde la empresa y, un buen día, su representante (que ayer estuvo ilocalizable para La Voz) hizo saber al concesionario que Hristo ya no estaba interesado en la compra.
Más allá del aspecto ético, el búlgaro no cometió ninguna clase de ilegalidad al respecto, ya que no existía ningún contrato firmado, de ahí que la empresa descartarse presentar denuncia.
El búlgaro cerró el acuerdo siendo técnico del Celta y, al ser destituido, dejó un Hummer en el concesionario
Hristo Stoichkov no solo dejó herencia deportiva de su paso por el Celta. También algún asunto pendiente.
El entrenador búlgaro vivió a cuerpo de rey durante los seis meses que duró su estancia en Vigo. Entre sus lujos aparecía un coche despampanante que no pasaba desapercibido ni en A Madroa ni en otros lugares de la ciudad, en parte porque el aparcamiento no era el fuerte de Hristo. El vehículo en cuestión era un Cadillac SRX con todos los extras posibles que le cedía el concesionario vigués de la marca. Por supuesto, con coste cero y con el seguro a cargo de la empresa.
Cansado de pasear la misma máquina, Stoichkov decidió dar un paso adelante. Recién comenzada la presente temporada, le encargó al mismo concesionario un lujoso Hummer, aparatoso vehículo con pinta de acorazado que hace furor en Estados Unidos. Su valor puede rondar los 100.000 euros en el mercado y el entrenador, por su carisma, había arrancado un suculento descuento del 30%.
Cerrado el trato verbalmente -aseguran desde la empresa que no había ningún motivo para desconfiar-, desde el continente americano viajó a Vigo una exclusiva unidad después de que la familia del búlgaro eligiese el color del vehículo: negro. Quizás fue un presagio, porque, coincidiendo con la llegada del coche al concesionario vigués, Stoichkov fue destituido como entrenador celeste.
Aquí empieza la segunda parte de la historia. Los responsables de Fervako (representantes en Vigo de las marchas Chevrolet y Cadillac) se pusieron en contacto con el entrenador para saber de sus intenciones, y este les confirmó que el acuerdo verbal sigue adelante. Días más tarde, con Stoichkov residiendo ya en Barcelona, se estableció un nuevo contacto telefónico en el que el entrenador búlgaro pedía que le llevasen el coche a su nuevo punto de residencia. Aquí se acabó todo, porque Stoichkov no volvió a atender las llamadas de teléfono desde la empresa y, un buen día, su representante (que ayer estuvo ilocalizable para La Voz) hizo saber al concesionario que Hristo ya no estaba interesado en la compra.
Más allá del aspecto ético, el búlgaro no cometió ninguna clase de ilegalidad al respecto, ya que no existía ningún contrato firmado, de ahí que la empresa descartarse presentar denuncia.