Yo entre Julio y lo que llevamos de Agosto llevo más de 5.000 kms recorridos... te encuentras de todo en la carretera, con lo que no puedo, y encima, cada vez llevo peor, es ir adelantando, normalmente detrás de algún otro coche que también está adelantando y te venga un ansias por detrás dando luces o poniendo el intermitente y pegándose mucho al culo en plan "aparta lento que me molestas". ¿No ves que estoy adelantando y encima tengo coches delante? que tampoco voy a 90......... No soporto que se me peguen mucho al culo en carretera, me parece peligrosísimo.
Este año, en mis 15 días de vacaciones de verano, unos 2.500km.
El asunto sobre lo que marco en negrita es que hay algunos conductores que se echan al carril izquierdo "demasiado pronto" en opinión de quienes vienen alcanzándolos y bastante más deprisa que ellos. Y de estos, hay básicamente dos tipos:
a)
El que no mira los espejos ni cuando aparca, o no sabe medir la velocidad relativa (respecto al propio vehículo) de quien ve en el espejo. Por falta de costumbre, por ser anciano, pasota, ir despistado, mirando el móvil o hablando con una amiga, o por lo que sea.
b) El que
sí mira, y ve, pero pasa de ceder el paso, o directamente piensa "que se joda y frene, que yo voy a 120"... y aunque le queden 200 metros y 20 segundos para llegar a la altura de la furgona blanca que va a adelantar, se echa a la izquierda ya, y los demás que se esperen.
Y en ambos casos, el que viene más rápido (muchas veces por encima de la velocidad máxima reglamentaria de la vía) se impacienta y "le dice" al otro que se ponga a la derecha.
Como yo no estoy en la cabeza del que viene por detrás de mi, ni sé la razón de sus prisas (sí, puede que sea un estúpido, pero también puede ser que lleve a su padre con un fallo cardíaco, o su hija accidentada a un hospital, o ...) pues en el 99% de los casos me aparto inmediatamente, aunque esto resulte en que el "siguiente" de la fila de la izquierda no me deje pasar a continuación y aproveche para rebasarme, con la posterior necesidad de volver a pasarle yo (sin acritud ni voluntad ninguna de pique) para continuar al mismo ritmo que yo traía.
Pienso que de este modo cumplo el imperativo categórico kantiano, es decir "Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal" (AA IV:421), o dicho simplemente "actúo con los demás como me gustaría que los demás actuaran conmigo".