Bueno, no tuve la ocasión de compartir con vosotros las impresiones del coche de alquiler que llevamos hasta Cáceres.
Un Jeep Renegade 130cv e4 híbrido (no enchufable) cuyo precio de oferta (financiando con la marca) está por los 30.000 euros. Sinceramente, hemos perdido la cabeza. Si no financiamos, pues más de 35.000 euros a poco que lo equipemos. Yo no sé qué ven los compradores de Jeep en esta marca, más allá de una estética diferente.
Haciendo una conducción eficiente el coche anduvo en 7 litros de gasolina. Tenía un montón de sistemas de ayudas a la conducción, como el mantenimiento en carril y control de crucero activo. Funcionaba muy mal. En mitad de los adelantamientos, porque captaban los sensores algo "raro" e interpretaba que el vehículo en el carril "adelantado" estaba haciendo "algo", metía unos frenazos que flipáis. No nos comieron el culo de milagro varias veces. Imposible dar relajado un viaje con semejante tanqueta tirando de ayudas o confiando en ellas.
Cómo nota curiosa, tuvimos que parar 3 veces a limpiar el parabrisas porque la genial idea de colocarlo vertical, a parte de comprometer la aerodinámica, convertía el coche en un muro suicida para todos los insectos del camino. Una vergüenza entrar en las gasolineras a comprar un agua y pasar la gamuza del cubo que tienen en los surtidores de combustible.
Otra nota interesante, el sistema de infortaintment, pantalla central, es China como todas, pero de las malas rematadas, llevaba carplay por cable y tuvo la genial idea de dejar de funcionar a mitad de camino, brindándonos la magnífica oportunidad de viajar oyendo la radio o hablando entre nosotros para conocernos mejor y fortalecer las relaciones interpersonales entre los miembros de la familia. Es un plus psicológico que nunca había disfrutado en un coche de esta calaña.
En fin, ya te tiene que gustar mucho la estética de un Jeep para comprarlo, porque no hay por dónde cogerlo, la verdad. Por cierto, había alquilado un León DSG.
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