
SI QUE ES VERDAD QUE EL TIEMPO PONE A CADA UNO EN SU SITIO, SI...
Pues nada, lo resumo para quien no quiera leer el ladrillo. El tal "Manolín" este que tanto rajaba en todos lados de que Alonso "no les hizo caso" en Australia, éste que recurrió a los medios mas "anti Alonso" (repito, curiosamente aquellos a los que mas les duele que "otros" pilotos con mas apoyo y menos talento, no hayan cuajado :rolleyes:

) para poner a caer de un burro al bicampeón, resulta que es un jeta, un estafador y un tramposo. Poseedor de una agencia de viajes ya previamente al "boom" de la F1, se dedica a ofrecer "packs" de viajes a los GP's con "firma de autógrafos incluída". Luego claro, cuando se va a buscar a Alonso al hotel y pretende que, fuera del horario y sitio establecido para ello, le firmen autógrafos, pues claro, le crecen los enanos, se le rebotan los clientes, y lo fácil es salir en prensa poniendo verde a Fernando.
Aquí el link y la noticia completa:
http://www.lavozdeasturias.com/noticias/noticia.asp?pkid=334063
Agencias de viaje camufladas
DVarios supuestos clubs de fans de AlonsoN se convierten en puro negocio para algunos.
09/04/2007 MIGUEL MARTINEZ
Adoptan una apariencia de club de fans, venden la posibilidad de estar con el piloto, de hacerse una foto con él, de pedirle un autógrafo, incluso de cenar con el campeón. Y los aficionados pican en la trampa, vaya si pican, incluso llegan a pagar más de 3.000 euros por un viaje. Es el caso de la llamada peña Asturias Fórmula 1 que dirige Manuel Rodríguez. En realidad no es más que una agencia de viajes --ya lo era antes-- disfrazada de peña de Fernando Alonso que embauca a su clientela con falsas expectativas.
Manuel Rodríguez ya poseía una pequeña agencia de viajes mucho antes del boom de la F-1 en España. Estaba radicada en Valencia, pero la actividad de la peña Oviedo F-1 le abrió los ojos. Esta segunda, dirigida por José Vicente García, comenzó en su origen como una peña de Fernando Alonso --así era su nombre también en el inicio-- pero el negocio entró por la puerta y el espíritu fan salió por la ventana. Con más de 1.500 personas desplazadas a Montmeló desde el 2003 --viaje, hotel, entrada.., un dineral por persona-- generó un volumen de ingresos que desataron las desavenencias en la dirección. José Vicente García fue acusado por varios socios fundadores, e incluso vocales de la directiva, de convertir la peña en un lucrativo negocio particular. El asunto acabó entre ceses, abogados e, incluso aún colea. La polémica también deparó una medida drástica: la peña dejaba de utilizar el nombre de Fernando Alonso y pasó a denominarse F-1 Oviedo.
Al abrigo de la bonanza económica que suponía llevar a 1.500 personas a Montmeló y decenas de ellos varios más a otros grandes premios de la temporada --lo que genera un volumen de negocio de más de un millón de euros-- Manuel Rodríguez vio la posibilidad de sumarse a la ola y convirtió parte de su agencia de viajes en otra peña, Asturias Fórmula 1. Bajo la apariencia de club de fans, comenzó a captar también aficionados para los viajes: banderas, espichas, cánticos y dinero.
Contacto directo
Pero la avaricia fue en aumento. "Somos la guardia pretoriana de Alonso por el mundo", dijo Rodríguez a los medios de comunicación antes del GP de Brasil del año pasado. Ya no bastaba con llevar gente a Montmeló, sino que Rodríguez promete a su clientela contacto directo con Fernando Alonso, posibilidad de hacer fotos, coger autógrafos, cenas con los periodistas... Y de todo eso no hay nada, absolutamente, nada. El cabreo de sus clientes --entre los que apenas hay media docena de asturianos, dicho sea de paso-- es mayúsculo cuando ven que no obtienen lo que han comprado. Acorralado contra las cuerdas, Manuel Rodríguez explotó tras el GP de Australia. Fernando Alonso se hizo fotos, firmó autógrafos a cuantos aficionados se lo pidieron a la salida del circuito, dio dos pasadas de derecha a izquierda y de izquierda a derecha por las vallas. Pero los clientes de Manuel Rodríguez no estaban en el sitio adecuado y el dueño de la agencia de viajes no se le ocurrió otra cosa que cargar contra el piloto en los medios. "Alonso no nos hizo caso, nos sentimos una mierda después de recorrer 18.000 kilómetros", dijo a una radio catalana. Eso pasa por cobrar 3.500 euros a cada aficionado vendiendo lo que no se posee.
