Esta mañana me he encontrado en mi lugar de trabajo, con cierto Jefe de Servicio que acaba de cumplir 50 años. Después del saludo de rigor manteniendo las distancias y gastarle cierta broma por el tema del coronavirus, comenta que se ha pasado por el curro para entregar ciertos papeles.
A pesar de la mascarilla que oculta buena parte de su rostro, lo veo muy delgado y desmejorado; vamos, que no es ni su sombra.
Apenas chasco la lengua mostrándole mi sorpresa, me comenta que ingresó en el hospital el día 8 de marzo debido al diagnóstico de una neumonía bilateral causada por covid-19; que ha permanecido 15 días, y que no entró en la UVI por una especie de milagro.
Como tuve cierto encuentro con él a finales de febrero por motivos de trabajo, abro los ojos y carraspeo entre sorprendido y disgustado.
-¿No os han dicho nada?-pregunta. Mi mujer llamó a la jefa advirtiendo de mi situación.
Suspiro, reniego entre dientes, y respondo después de apenas unos segundos de lanzar una mirada perdida semejante al derrote de un toro hacia diestra y siniestra.
-No.- contesto rotundo, cagándome en todo lo que se mueve por esos pasillos.
¿¡Cómo nuestra superiora pudo mostrarse tan hija de la gran p*ta, disponiendo de semejante información casi una semana antes de que se decretara el Estado de Alarma!?
Os juro que, por que no me ha ocurrido nada; de lo contrario, la tipeja recibe su merecido. Es más, cuando me vuelva a encontrar con ella, me voy a cagar en su p*ta madre y toda su descendencia.
Por cierto, como consecuencia del padecimiento, el pobre hombre ha sufrido dos trombosis en una pierna, y sufre de varices del grosor de un cigarro puro.