Reflexiones para esos días plofff a la hora de hacer ejercicio.
Todos hemos pasado y pasarán épocas de la vida, en la cual problemas y movidas nos acechan y hay diferentes formas de afrontarlas y cosas a tener en cuenta, depende ya de cada uno.
Están en el primer caso, en los cuales se es incapaz de hacer absolutamente nada puesto que no hay ganas ni motivación. Peligro, se puede alargar en el tiempo y al final te juntas con seis meses sin hacer nada. El un día por otro.
En el segundo caso son los “cabeceros” que llamo yo. Vas a hacer ejercicio, pero vas pensando en mil cosas y vas como zombi por el campo. Haciendo cosas, no sabes que haces. Vas con pesos y repeticiones equivocadas. Ritmos inadecuados. Problema, haces algo, pero corres riesgos de lesión por ejecuciones incorrectas, pesos inadecuados, distracciones, etc. Pero te sirven para quitar un poco de run run de la cabeza.
Tercer caso, cuál Liam Neson en la película venganza, llevas tanta rabia/calentón interior que vas al desahogo. Sueles subir marcas, pesos, ritmos, perooooo al final liquidas todos tus depósitos y la posible lesión por desfase, que suele aparecer más tarde. Más agotamiento del sistema nerviososo que te dejará como p*ta por rastrojo.
Siempre aconsejables dos y tres mejor que no hacer nada, o tener la capacidad de ir implicándote en la sesión hasta que al final sale un entreno medio decente.
Fin de la paja mental. SDS.
